domingo, 30 de octubre de 2011

El espectáculo de la sociedad

"Toda la vida en las sociedades en las que reinan las condiciones modernas de producción, se anuncia como una inmensa acumulación de espectáculos", así empieza una de las obras fundamentales para comprender qué carajo estamos viviendo en estos tiempos: La société du spectacle, de Guy Debord. Desde el acontecimiento fundamental de la destrucción de las Torres Gemelas, o dicho de otra manera, desde que el modelo imperante de producción determinó que ya había llegado el fin para el fin de la historia, estamos inmersos en una reproducción constante del espectáculo y además en sentido mcluhaniano, donde el medio es el mensaje con total nitidez. Las relaciones sociales están siendo mediatizadas de tal modo que somos incapaces casi de comprendernos más allá de la creación de nuestra vida como un espectáculo para el resto. A base de vivir para ser visto hemos acabado no siendo otra cosa que la puesta ante el ojo público de todo lo que somos. Nada hay ya dentro ni más profundo, lo que ves es lo que hay, de ahí la importancia de dar a mostrar cuanto queremos que se crea o se conozca.

En las décadas de mediados y finales del siglo pasado, del zombie siglo XX, la producción del control social se hacía a escondidas, intentando no mostrar las imágenes, ocultando los hechos. Cuando los golpes militares impusieron la barbarie en Sudamérica, se trataba de que no hubiera imágenes, de ahí la cantidad exuberante de desaparecidos a los que se había torturado y asesinado. Hoy no funciona así la sociedad del espectáculo, hoy es necesario mostrarlo y con total obscenidad, nada debe quedar tras la escena, todo a escena. La forma de imposición anterior era mediante el miedo que produce la oscuridad de las acciones. Hoy es mediante la nitidez de los hechos brutos, bestias se diría. Este procedimiento se inaugura con los hechos del 11 de septiembre de 2001, donde se nos mostró con profusión de copias una y otra vez la misma imagen, hasta gravarla en nuestra capacidad de recordar. Todo el mundo "recuerda" perfectamente que uno salvajes terroristas islamistas hicieron añicos la paz y la seguridad mundial y que nos metieron en una era de inestabilidad que bien justifica las atrocidades subsiguientes. Todo el mundo "recuerda", sin posibilidad de error, que Estados Unidos fue atacado y eso le llevó a buscar la justicia al rededor del mundo. Pero lo que muchos no recuerdan es que aquello llevó a Abu Ghraib, a la obscenidad palmaria de cómo se comete el delito de sometimiento de los cuerpos. Lo que en los setenta se hacía a escondidas, hoy se realiza con copia efectiva de imágenes que permitan extender la tortura a las conciencias de los que no están presentes con sus lacerados cuerpos. Las imágenes del infierno de Abu Ghraib no salieron de allí por error, lo hicieron por necesidad histórica del sometimiento espectacular de la sociedad entera: todos podemos estar seguros de qué nos espera si no estamos en el bando adecuado, si no dejamos que nos trepanen el cerebro y nos modifiquen convenientemente el sofware humano que llevamos de fábrica, aún.

El linchamiento de Gadafi está en esta misma línea de espectacularización del dominio. El procedimiento no podía ser más efectista: un grupo de soldados irregulares encuentran al dictador y lo vapulean, vejan, insultan y, por fin, lo ejecutan y se mofan del cadáver. Una ejecución pública y sumaria donde la víctima ha sufrido la destrucción de su condición humana antes de acabar con su existencia. Todo en medio del jolgorio de los captores y con imágenes totalmente reales, pero sin "valor" legal a la hora de imputar el crimen. Los agresores han conseguido destruir la imagen del que se había atrevido a chistar a Occidente, de ese que ayer besaban calurosamente y al que alababan por su "inteligencia", pero que hoy es una piltrafa en manos de un grupo de combatientes. Quizá el misil que frenó la huida tenía mal las coordenadas y por eso no acabó de una vez con su vida; quizá fue la casualidad; o quizá todo estaba organizado para obtener la imagen que corriera por el mundo y obtener así la muerte de la dignidad del espectador, sentado en su sofá viendo en riguroso directo you tube el linchamiento de un ser humano. Las imágenes se emiten sin ningún tipo de comentario sobre la ilegalidad del crimen, la brutalidad de los asesinos y la miseria moral de quienes lo permiten. Sin embargo, hemos visto cómo la Secretaria de Estado americana reía a carcajada limpia ante la noticia, cómo los líderes mundiales que tanto se preocuparon por la suerte de las víctimas, obviaban el hecho y se apresuraban a repartirse el botín. Claro que, en la espectacularización de la sociedad, todos pueden jugar el mismo juego y los "rebeldes" libios también saben comerciar con el petróleo y poner exigencias. ¿Para cuando el nuevo líder libio pondrá su haima entre nosotros? Es cuestión de tiempo y cuando suceda lo veremos con multitud de detalles. Será la victoria completa.


jueves, 27 de octubre de 2011

El número de la Bestia


Podríamos entrar en el juego apasionante de ver cuántas veces se repite el número 666 en la naturaleza o en la historia, de esto hay una buena información en wikipedia. Pero nada conseguiríamos más allá de cierta curiosidad y algo de información. Según el libro del Apocalipsis 13,18, el número de la Bestia es un nombre humano. Desde hace mucho se atribuye a Nerón*, por aquello de la equivalencia numérica en hebreo del nombre del César Nerón. No hay que olvidar que Nerón fue un sádico pusilánime emperador que no tenía ningún problema en eliminar cuanto le estorbara para conseguir sus propósitos y que la persecución de los cristianos fue especialmente cruel. Las comunidades del Apocalipsis, que no vivieron bajo Nerón, sí sufrieron una persecución implacable, de ahí las imágenes plásticas de "los que lavan sus vestiduras en la sangre del cordero". Los cristianos se sintieron salvados de forma retrospectiva por el sacrificio de Jesús en la cruz y vieron en sus sufrimientos una prolongación de aquello. La Bestia, en el Apocalipsis, no es un hombre, ni siquiera un Imperio, sino el rosario de Imperios que de forma cruel habían sometido la tierra desde varios siglos atrás. Las comunidades de las que surge ese precioso libro bíblico tienen conciencia histórica y recuerdan el sufrimiento que los oprimidos han debido padecer a manos del poder imperial de toda época, sean los reinos helénicos o el magno poder romano. En todo caso, el número de la Bestia no es otra cosa que una metáfora de cómo el poder imperial se extiende y se impone, obligando a todos a llevar el sello imperial: "hace que a todos se les ponga una marca sobre su mano derecha o sobre su frente, y que nadie pueda comprar o vender sino quien lleve la marca, que es el nombre de la bestia o el número de su nombre" (13, 16-17). Esta marca es la señal de pertenencia al Imperio, sea pertenencia física o moral. Hoy podemos entenderlo como la pertenencia ideológica al Imperio, pertenencia que nos oprime y nos impide pensar con libertad. Todo lo que sucede lo interpretamos en favor de la Bestia, del Imperio Global Postmoderno.

martes, 25 de octubre de 2011

La red del Mal

Ya no son sólo las acusaciones de peligrosos subversivos ni de locos fumados que no tienen otra cosa qué hacer. Ahora es el estudio científico de unos matemáticos publicado en la revista New Scientist. Demuestran que existe una red perfectamente conectada entre las más de 37 millones de empresas mundiales, una red que está dirigida por un núcleo de 1318 multinacionales dirigidas a su vez por un grupo de 147 y en cuyo núcleo duro están las 50 corporaciones más importantes del planeta. El equipo de investigadores de Zurich ha elaborado un complejo mapa donde se pueden ver las complejas relaciones entre las distintas empresas y cómo unas dependen de otras en una maraña difícil de desentrañar. Como puede verse en la imagen que acompaña el post, hay un grupo de empresas, representadas por los puntos rojos, en el centro, que tienen relaciones de control con otras, que a su vez controlan a otras. De esta manera, sólo 50 empresas y sus directivos controlan toda la economía mundial sin necesidad de tener la propiedad total de todas las compañías. Es un sistema que permite el control obviando la propiedad. Las decisiones que este reducido grupo adopta son volcadas en cascada sobre las otras empresas y en cuestión de pocos días, el mundo entero sufre sus consecuencias. Lo más preocupante es que estas empresas son en su inmensa mayoría de tipo financiero y sus decisiones están en conformidad con los intereses de esa economía y no de la producción o la distribución o el cuidado del medio ambiente.

Estamos ante la demostración científica del funcionamiento de la plutocracia financiera global que nos ha llevado y nos mantiene en esta situación. Demostrado esto, y creo que la hipótesis de trabajo de estos autores está suficientemente demostrada, podemos empezar a generar acciones que impidan esta realidad, de lo contrario nunca saldremos de esta situación global. Ya se encargan estos directivos de que las decisiones políticas estén en la línea de sus necesidades. Así se explica el rescate financiero con dinero público por valor de más de 10 billones de dólares en todo el mundo, el endeudamiento de los Estados y los subsiguientes recortes sociales y destrucción sistemática del Estado de Bienestar. Todas las decisiones han sido cortadas a la medida de las entidades financieras que están en el núcleo de esa maraña del Mal absoluto en que nos tienen atrapados a todos, entre ellas, la más influyente es, cómo no, The Goldman Sachs Group.

Se ve con total nitidez cómo funciona el capitalismo financiarizado de casino global que nos lleva a la catástrofe humana. El mal no se ejerce sólo ni por casualidad, está perfectamente organizado y estructurado y lo peor es que se nos impone como inevitable y casi natural. Hemos caído en el escalón más bajo de humanidad cuando no somos capaces de salir de la falacia establecida y cuando nos amoldamos a ello. En lugar de explicar la Red de Mal creada a nivel mundial para exprimir la riqueza del planeta, los medios de comunicación se dedican a repetir los mantras al uso: todos somos culpables de la crisis, hay que recortar el bienestar alcanzado como consecuencia del endeudamiento, y hay que reflotar el sistema financiero. Todas estas mentiras, repetidas machaconamente, acaban cobrando entidad real y se convierten en la estructura de pensamiento social. De esta manera aceptamos lo inaceptable y hasta lo aplaudimos, aunque sea mentira y aunque nos perjudique. Mientras el pobrecito banquero sufre por ser rescatado, el vil parado se siente mal por cobrar el desempleo. Una red tupida de intereses y mentiras enmaraña el mundo y no vemos al desenmarañador que la desenmarañe.

sábado, 22 de octubre de 2011

Guerra al PP

Mis alumnos tienen absolutamente prohibido el uso del PP en clase. En esto soy intransigente, con un nivel de intransigencia que supera lo racional, y es así porque desde hace unos años me he percatado de que el PP está sirviendo de atontamiento, por un lado, y de encubrimiento por otro. Atonta porque reduce el pensamiento a unos clichés prefigurados y que acaban valiendo para todo, tanto para una reflexión filosófica como para una estructuración corporativa; y encubre la vanalidad del propio pensamiento. El PP tiene la inusitada habilidad de disimular la debilidad de una proposición o la vacuidad de un planteamiento vital, incluso puede ocultar los fallos de una argumentación, pues sea lo que sea la pantalla siempre lo sostiene.

Con el PP, el espacio se reduce a su expresión más simple, la argumentación sigue un sólo camino jerarquizado, transformando cualquier contenido en fragmentos mínimos que se suceden rápidamente y de los que no se tiene tiempo de dar cuenta. La información se reduce a lo anecdótico, en el marco de una exposición ramplona y naïf que sumerge a los oyentes en una especie de sopor cargado de indolencia y una estulticia densa y dulzona de la que se les hace imposible salir. Si a esto se añade la posibilidad de añadir elementos sonoros, nos ponemos ante la imagen más burda de los profetas distópicos del siglo XX. Las imágenes de Metrópolis o de 1984, bien podrían sufrir una especie de remake terrorífico, pero con polo Lacoste anudado al cuello y un dry martini en la mano.

Si el PP ha hecho daño, donde realmente ha resultado devastador es el campo de la educación. La sustancial reducción de los contenidos, unida al recorte de las posibilidades docentes, ha devenido en una suerte de demolición controlada del sistema educativo desde hace varias décadas, pero especialmente en la última, donde las nuevas tecnologías se han aplicado a la escuela cual si de una rama del mundo empresarial se tratara. Fue en Chicago, no por casualidad la cuna del pensamiento neoliberal, donde se empezó a diseñar el futuro del hombre como mercancía en sí mismo, con la teoría del "capital humano". Los individuos debían considerar su propia existencia en la medida en que se capacitaban para desempeñar un trabajo para la empresa. De ahí surge la idea de las capacidades y las malditas competencias, que se ha impuesto en el mundo educativo y que el Plan Bolonia ha colado, como caballo de Troya, en los estudios universitarios. Con este modelo, en el fondo friedmanita, se convierte la educación en mercancía en manos de la empresa, el conocimiento y la inteligencia se reifican, pasando a ser propiedad privada en manos de quien la pueda comprar, y el alumno empieza a ser un "cursillista" que se pasa su vida haciendo estúpidos cursos de formación que sólo sirven para mantener un gremio de expertos en el arte de las competencias. Pues bien, el PP es el instrumento más útil para imponer esta ideología en la educación, una ideología que pretende despersonalizar a los seres humanos para incrustarlos en el mundo de las mercancías y también romper la cultura para que nada ya vuelva a ser lo mismo. El PP es la herramienta adecuada para conseguir esto y por eso yo lo tengo prohibido en mis clases.

Por si algún lector se ha llevado a engaño, las siglas PP corresponde a ese infernal programa diseñado por Microsoft, el PowerPoint. Pido perdón por la confusión.

*Indispensable la lectura de Franck Frommer, El pensamiento PowerPoint. Ensayo sobre un programa que nos vuelve estúpidos, Península, Barcelona 2011.
También es conveniente la lectura de Hervé Juvin, "Cultura y globalización" en Gilles Lipovetsky y Hervé Juvin, El occidente globalizado. Un debate sobre la cultura planetaria, Anagrama, Barcelona 2011.

miércoles, 19 de octubre de 2011

El botín de la crisis

¿Cómo era aquello del diablo? Ah, sí, sabe más el diablo por zorro que por malnacido. Bueno, creo que tampoco era así, pero para este caso es aplicable. El señor Botín -a fe que hace honor a su apellido- acaba de marcar las pautas económicas para los próximos tres meses, porque seguro que la economía europea no da para mucho más. En un discurso sin desperdicio tira de las orejas a los políticos que no dejan de intentar regular los mercados y no acaban de dar todo el dinero que los bancos necesitan para terminar de recapitalizarse, es decir, para colmar el enorme agujero que sus estrategias especulativas crearon hasta 2008 y no han dejado de agrandar de la mano del dinero público convenientemente inyectado en los balances contables de las entidades bancarias para que sus propietarios no vean mermados sus ingresos y la posibilidad de seguir exportando capitales a esos lugares paradisíacos en los que tan bien se vive.

También les ha recordado a los políticos que hasta que no se resuelva el problema de la deuda soberana, de nada servirá la recapitalización. Dicho en román, que hay que aplicar una cirugía extensiva al Estado de Bienestar de modo que no socave la estrenada norma constitucional que prima el pago de las deudas frente a cualquier otra perentoria necesidad. Más claro aún. Que hay que reducir la deuda antes de volver a endeudarse para salvar de nuevo a los bancos, teniendo presente que la deuda real de los mismos llega hasta los 2 billones, con b de Botín, sólo en España, y que de esa deuda el Estado nada más que ha convertido en déficit público una mísera décima parte y será necesario seguir limpiando balances hasta limpiar, fijar y dar esplendor al sector financiero, de modo que pueda volver a dar crédito. Porque a nadie se le ocurrirá que los bancos se dediquen a dar crédito mientras no pueden generar suficientes dividendos para sus legítimos propietarios. ¡Hasta ahí podríamos llegar! Es de desear que los haraganes de la cola del paro, los licenciosos pensionistas y los vagos con carnet de sindicato, se avengan a estas razones tan necesarias para que nuestra economía vuelva a la añorada senda del crecimiento económico, única garantía posible en el capitalismo para poder sostener los servicios públicos que durante tantos decenios nos han dejado disfrutar. Ya va siendo hora que cada uno vuelva a tomar posesión de lo suyo y los capitalistas disfruten de todo pues de ellos siempre ha sido y será y esta crisis está para demostrarlo a los mostrencos incapaces de reconocerlo.

Tras aumentar sus riquezas en los últimos veinte años de forma indecente, ahora, la clase gozante, quiere tomar las posiciones perdidas en los largos y oscuros años del Estado Social y de Derecho. Poco a poco pero sin ninguna pausa, vamos viendo cómo nos arrebatan derechos y dignidad y, lo que es peor, cómo generan un Estado a su imagen y semejanza que les proteja ante la más que previsible revuelta social que estas políticas generarán. Demasiado está aguantando la ciudadanía, pero me temo que las revueltas no devendrán rebeliones y revoluciones, sino simples algaradas reprimibles con gases, palos, perros y tortas. Ante el magro botín de la crisis, los creadores de la misma se frotan las manos, y lo hacen con impudicia.

lunes, 17 de octubre de 2011

In illo tempore

Una de esas citas de Kazantzakis que van de boca en boca dice así: "le pedí al almendro que me hablara de Dios y el almendro floreció". La naturaleza expresa a Dios por medio de su propio ser, en su hacer lo manifiesta. Es esta una realidad que sólo es posible con los ojos de la fe, mas no sólo. También es posible asombrarse ante el misterio del ser que percibimos cada vez que miramos con ojos despiertos el mundo que nos rodea. Si no dejamos que la sociedad de consumo nos embote con sus mentiras, percibiremos la realidad viviente que nos rodea. De esa percepción nació la religión en los primeros sapiens y creó todo un conjunto de mitos y ritos para vivirlo comunitariamente.
La religión, al contrario de lo que opina una corriente poco informada del laicismo, es un índice de humanidad, cosa distinta son las perversiones que, como en todo lo humano, puede tener la religión o las religiones, pero en sí es un humus para el nacimiento de lo humano. Traigo un ejemplo que puede ser muy útil para su comprensión. En Nueva Guinea hay un pueblo aborigen, los telefol, que tiene un tabú con la carne del equidna, un marsupial fácil de cazar y con una carne rica en grasa. A pesar de lo apetitosa que es la carne, el pueblo tiene prohibido cazarlo pues de hacerlo caería sobre él una gran catástrofe. La explicación es la siguiente. En los tiempos primitivos (in illo tempore) hubo en antepasado, Afek, que tenía cuatro hijos, un tlacuache, una rata, un humano y un equidna. El equidna era el hijo bonito de su madre, al que más quería, pero el humo de la choza le irritaba los ojos. Afek no tuvo más remedio que enviarlo a la selva musgosa, donde el aire es más limpio y advirtió a sus hermanos que bajo ningún concepto podían lastimar nunca a su hermano. Se trata de otra forma del relato de caín, claro está. Pues bien, los aborígenes respetaron el tabú y nunca cazaron al animal, hasta que un predicador baptista, en los años 50, le dijo que aquello eran supersticiones fruto del diablo y ellos empezaron a cazarlo. Se cree que empezó poco a poco, primero lo cazaría alguien para venderlo a los blancos y cuando se dieron cuenta que "no pasaba nada" acabaron con él.
Pues sí, el lector sabe como ha acabado la historia. El equidna ha desaparecido de la zona y un gran desastre a caído sobre el pueblo aborigen. El frágil equilibrio ecológico se basaba en este animalito que permite mantener a raya a ciertos bichitos que, de lo contrario, se reproducen hasta acabar con el equilibrio biológico. Como se puede ver, la religión, la humanidad y el cuidado de la naturaleza van de la mano. La religión no sería sino el medio por el que la evolución ha conseguido que el ser humano se integre en la naturaleza y no acabe destruyéndola. No es de extrañar que la pérdida de la religión se produzca en el momento en el que la naturaleza está más dañada. La muerte de Dios va seguida del asesinato de la naturaleza y de la humanidad.

sábado, 15 de octubre de 2011

"Estos son mis motivos..."

"Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros", cuentan que dijo genialmente en una entrevista Groucho Marx. Lejos de ser una afirmación relativista sobre los principios morales, estamos ante una ejemplificación de cómo el absurdo socava los pilares del fundamentalismo y también, por qué no, de la necedad. Estos son mis principios y si a usted no le gustan o no los comparte o no los entiende, es su problema. Por mi parte puedo ofrecerle más principios, porque de eso ne me faltan, justo lo contrario que le sucede al dogmático y fundamentalista, que nunca tiene principios, sólo verdades que expresa como insultos, que pretende imponer como la salvación al resto, cuando no es sino la expresión de su propia incapacidad para vivir eso que impone a los demás.
En los pocos meses que llevamos de movilización del 15 M vemos algo muy similar a lo que hemos comentado. Los miles de ciudadanos indignados han propuesto sus principios, muchos y más que tienen por si a los dogmáticos y fundamentalistas no les gustan. Es un movimiento que se ha caracterizado por tener algo que siempre se criticó a la juventud, la falta de principios. Pues bien, estos los tienen y muchos, demasiados dirán algunos. Sin embargo eso mismo es la expresión de su riqueza, de su valía, de la necesidad que esta sociedad tiene de ello. Resulta paradójico que aquellos que tanto hablaron siempre de "principios", "máximas" o "preceptos", cuando alguien se lo toma en serio resulta que ya no les valen esos "principios". Ahora resulta que no tienen principios y que lo único que sucede es que son unos descerebrados manipulados por una oscura trama "judeomasónicocomunista" que los utiliza para que este país no levante cabeza. Pues bien, esos son sus principios y si no les gustan tienen más.
Por mi parte, yo también tengo, en este caso, mis motivos para apoyar este movimiento y si a alguien no le gusta tengo más motivos aún. En fin, entre los motivos que motivan mi apoyo está el recuerdo de la primavera de los sesenta, donde el mundo parecía encauzarse hacia el proyecto fraterno que está en su base. Desde Praga hasta San Francisco, desde París hasta Medellín, desde El Vaticano hasta Nueva Delhi, crecía un espíritu de renovación de los valores humanos, de la conciencia de comunión universal, de la necesidad de la paz y de búsqueda de una prosperidad en armonía con la naturaleza. De aquellos vientos de cambio vienen estas, aún suaves, brisas de renovación democrática. También me mueve a apoyarlo el que estén en comunión los jóvenes y los que ya cargan muchos años, que los jóvenes estén en la vanguardia y que los mayores aporten su experiencia y prudencia, aunque estos viejos están dando mucha marcha al asunto. Pero lo que más me empuja a apoyarlo es que la única manera de evitar una catástrofe humana en los próximos años es la movilización y la unidad de todos los que nos oponemos a este robo sistemático que se ha pergeñado con excusa en la crisis. Si queremos que haya futuro hemos de ganar el presente. Hoy más que nunca, el futuro depende del presente. Si no lo evitamos, nuestros hijos lo tendrán muy difícil. Así es que, estos son mis motivos, algunos muy egoísta, pero si a usted no le gustan tengo otros.

miércoles, 12 de octubre de 2011

"Capicomunismo"

La última "brillante" idea de la periodista y economista italiana, Loreta Napoleoni, de la que no podemos olvidar su magnífica investigación de la sinvergonzonería del capitalismo en Economía canalla, sería para echarse a reír si no reflejara el mal que nos aqueja en estos tiempos finiseculares. Dice Napoleoni que el capitalismo en vías de extinción deberá aliarse con el comunismo para así poder pervivir durante varios siglos más. Argumenta la periodista que el único lugar del mundo donde el capitalismo está funcionando es en un país comunista, China, y que por tanto se demuestra que ambos sistemas pueden ir de la mano con total perfección, es más, que si no es así acabará el capitalismo y acabará el mundo en sí mismo, pues no ve esta escritora más opciones encima de la mesa. Y este es el gran problema actual, el no ver más opciones. Estaríamos entre la Escila del capitalismo y la Caribdis del capitalismo al estilo chino o capicomunismo, como lo han llamado. En todo caso, no habría alternativa a esto, en lo que vendría a ser el mayor cierre del discurso desde que Marcuse lo denunciara en su visionario Hombre unidimensional. Nos han quitado hasta la posibilidad de imaginar otro mundo distinto a este como posible. Sólo existe este mundo o la nada, no hay opciones.

Hay que explicarle a Napoleoni que eso que llama capicomunismo no es más que una de las variantes que cobra el capitalismo cuando no tiene ningún tipo de oposición. En China no existen sindicatos que defiendan los intereses de los trabajadores, no hay una legislación preparada para ello y las decisiones son tomadas por una camarilla hermética que lo decide todo sin tener en cuenta a nadie. Sí es cierto que es la última versión factible del capitalismo, pero no que sea la única opción ante la debacle del sistema capitalista que, por cierto, ya va reconociendo que la crisis que le afecta es sistémica y no cíclica, Trichet dixit. El capitalismo, diríamos remedando la Metafísica de Aristóteles, se dice de muchas maneras. Se dice como democracia liberal, se dice como fascismo y, ahora, también como comunismo. Es decir, que el sistema, la máquina de destruir el planeta, trabaja en distintos escenarios y espacios y es capaz de manejar cualquier contrariedad y convertirla en una oportunidad de negocio. De la misma manera que la Segunda Guerra Mundial fue la ocasión de integrar el capitalismo fascista dentro de los parámetros de la democracia liberal, hoy se pretende, y así lo reflejan las ideas de Napoleoni, que esta crisis puede integrar el comunismo, o eso que llaman comunismo, dentro del capitalismo. Algo así como al final de Matrix donde los hombres y la Máquina llegan a un acuerdo.

Puede que esto dé resultado, quién sabe hasta dónde puede llegar la capacidad de fagocitar del capitalismo, pero es evidente para el que lo quiera ver, que el límite del modelo es infranqueable y que la crisis es de modelo global y que no hay recambio dentro del modelo. El planeta ha llegado al límite de sus posibilidades y el grado de injusticia es tal que lo más probable es que esto acabe en una guerra sistémica. Sin embargo, hemos de recuperar la verdad del comunismo, que no está en lo que logró sino en lo que pretendió: recuperar lo común como espacio de humanidad. La naturaleza, la tecnología, el conocimiento, el arte, los recursos y los sueños son el territorio de lo común humano y a eso no debemos renunciar. Una vez que el comunismo ha muerto, y bien muerto está, hemos de decir ¡viva lo común! Si lo he de expresar en términos cristianos diría ¡viva la comunión! Porque lo que nos hace humanos es lo que nos une a unos con otros y con Dios, lo que comunicamos unos con otros, lo que poseemos en común, en común unión. En los próximos lustros este será el tema clave a tratar y construir por la humanidad, de lo contrario podemos prepararnos para lo peor.

domingo, 9 de octubre de 2011

La "otra" masculinidad de Jesús


Ser macho o hembra es algo puramente biológico, los atributos genitales, unidos a otros rasgos que identifican a uno u otro sexo, están tipificados en los genes, de modo que se trata de que las hormonas hagan su trabajo y lo que conocemos como macho se desarrolle como tal, o bien lo que conocemos como hembra llegue a serlo. Pero el ser hombre o mujer no es una cuestión meramente biológica, ahí están unidos, en intrincada mezcla, elementos psicológicos, sociológicos y culturales, de modo que la masculinidad o la feminidad son un constructo social con apoyo en la realidad biológica. Dicho de otra manera, se nace macho o hembra, pero uno se hace varón o mujer. Bien es cierto que lo más habitual es que el macho se haga varón y que la hembra sea mujer, pero no es lo "normal", sino lo habitual. Aunque es muy probable que esta habitualidad sea lo óptimo en términos evolutivos e incluso sociales, no por ello podemos descalificar como perversos los casos que se salen de lo habitual, sobre todo cuando esos casos pueden tener un origen en las propias perversiones de la educación y la cultura y no son, de ningún modo, responsabilidad personal de quien así lo vive. Y no digamos nada de quien vive una condición sexual diferente motivada en la propia estructura genética o neuronal. Cada uno vive lo que vive y es su experiencia, lo adecuado es permitir esta vivencia de la propia identidad de género de forma libre y sin ningún tipo de trabas o cortapisas, siempre que se respete la experiencia del resto y se viva con gozo y alegría.

jueves, 6 de octubre de 2011

Goldman Cats

Hace cuatro años, curiosamente cuando empezaba la crisis financiera actual, saltó la noticia en una de las más prestigiosas revistas médicas mundiales, The New England Journal of Medicine. Un gato, que atendía al nombre de Oscar, en una clínica geriátrica de Providence, en Rhode Island, hacía rondas nocturnas hasta que decidía pasar la noche en una de las habitaciones. A la mañana siguiente el paciente había fallecido. Si sólo entraba un rato no sucedía nada, pero si decidía quedarse con el inquilino, éste podía firmar su testamento. Su fiabilidad llegó hasta tal punto, que las cuidadoras estaban al tanto de la habitación en la que dormía Oscar, para adelantar los preparativos y llamar a los familiares. Más de 25 aciertos constan en su haber y el reconocimiento de los trabajadores del geriátrico llegó hasta el punto de colocar una placa conmemorativa en su muerte que reza así: "nadie muere en el tercer piso a menos que Oscar le haga una visita y se quede un rato".
No tenemos explicación para este comportamiento. Se ha dicho que el gato era capaz de sentir la muerte y se acercaba al moribundo para darle consuelo, de hecho Oscar se dedicaba a ronronear y rozar con el hocico al futuro difunto hasta que fallecía. Es un misterio que los científicos quieren resolver recurriendo a su famoso, son cosas de la química. Seguramente es cierto, pero habrá algo más, algo que se nos escapa y que hace a los animales más cercanos a otra forma de percibir la realidad que la mera química y física.

En la situación financiera mundial sucede algo similar. Cada vez que Goldman Sachs se "acerca" a un país o a una empresa, es para predecir su muerte financiera. Desde que este gigante de las finanzas mundiales fuera rescatado de forma sui generis, como hemos explicado en este blog en su momento, toda su actuación ha llevado a la quiebra a aquellos a los que se ha acercado. No debemos olvidar que la ingeniería financiera de las cuentas públicas griegas del anterior partido en el gobierno fue elaborada por Goldman Sachs, que la organización y distribución de los ataques especulativos en todo el mundo es obra de Goldman Sachs, que las predicciones de futuros defaults financieros es obra de Golman Sachs. En fin, que las declaraciones del freakie Allessio Rastani a la bbc no son sino el modo de esconder la aguja en una caja de agujas: todos sabemos que Goldman Sachs es el que rige los destinos de la economía mundial, decirlo es la forma de ocultarlo, como ha quedado claro tras las declaraciones.

Ahora somos nosotros, los españoles e italianos, los que debemos firmar el testamento. Goldman Cats ha decidido dormir en nuestra habitación esta noche y el alba se avecina. Nada nos puede salvar, porque el ronroneo lastimero del felino huele la debilidad del enfermo y masculla la ganancia futura por la pérdida de la confianza en estos países. Pronto, el instinto asesino que anida en todo killer, se cobrará otra víctima. La única opción que tiene el paciente es salir cuanto antes de la habitación, abandonar el juego y salir corriendo campo a través, aunque sea desnudo, más vale desnudo en medio del campo que arropado en la seguridad del hospital. ¿Entenderemos que hay que salir del euro antes de que nos devore la codicia del sistema?

* Publicado en Rebelión 08-10-2011.

lunes, 3 de octubre de 2011

Walking dead: la ideología caída del cielo.

Por si los lectores de este blog no están al tanto les pido que presten atención al aluvión de series y filmes que se han estrenado en los últimos cuatro años, provenientes todos de los USA, que tratan una temática de catástrofe apocalíptica, invasión extraterrestre o enfermedad letal que acaba con la humanidad. Es seguro que el negocio de Holliwood sabe sacar partido a los miedos de la gente y que hace un verdadero taquillazo con estos temas, pero también son la expresión de esos mismo miedos que la gente sufre. Series como The walking dead o Falling Skies no hacen sino corroborar la idea de que estamos sumidos en un época de pánico ante peligros que no sabemos identificar correctamente y que, por ello, acabarán pasando factura. Estamos ante el caso de la ideología pura, cuando la ficción sobrepasa a la realidad e impide que esta pueda ser modificada. Por eso se hace más necesario si cabe un buen análisis tanto de las circunstancias que vivimos como de su reflejo ideológico a través de la gran máquina ideológica que es Holliwood.
Según Zizek, la ideología en Holliwood se produce en la trastienda del relato, no en el argumento central, de ahí que tenga mayor poder de penetración en el ideario colectivo. Un ejemplo de esto lo vemos en Titanic. No se trata de una película sobre el hundimiento de un barco que representa la vanidad de una forma de entender el mundo, sino un film sobre el castigo a la transgresión social. El barco se hunde cuando se ha consumado el amor ilícito entre una chica de clase alta con un chico de clase baja, cuando se han roto las diferencias sociales. El barco choca con el iceberg en el momento en el que la chica le ha dicho al chico que vivirá la pobreza con él antes que la riqueza sin él. Así funciona la ideología en Holliwood. Vayamos ahora a estas dos series que hemos escogido. En The walking dead, serie basada en un comic anterior, los protagonistas deben luchar contra una plaga de zombis que se extiende sin parar. No se sabe cómo han aparecido, pero con cada contacto con uno de ellos aumenta el número. Sólo se los puede matar definitivamente, puesto que ya están muertos y necesitan carne humana para seguir, destruyendo su sistema nervioso. Se trata de una búsqueda sin final y de una lucha sin más sentido que la supervivencia. Sin embargo, lo que nos transmite detrás de esta fachada es el más puro individualismo neoliberal: todos los que están a nuestro al rededor están muertos, sean parados, expropiados, desahuciados, marginados y pobres; nosotros debemos quitárnoslos de encima sin ningún tipo de miramiento. Aunque esté ante mi propia madre, si le intento ayudar me devorará y pasaré a ser uno más. Dicho en términos desideologizados: si ayudo a un excluido, aunque sea mi madre, me excluiré.
En la otra serie, Falling Skies, hay un tenor diferente. La organización política y militar ha sido destruida por un ataque extraterrestre. Ahora son los propios ciudadanos autoorganizados los que deben defenderse y buscar la libertad acabando con los invasores. La ideología pura y simple está en que la supuesta sociedad civil, sin Estado que la organice, es capaz de hacer frente y destruir a cualquier enemigo, es más, que el Estado, trasmutado en los alienígenas, es el verdadero enemigo. Esto mismo lo vimos en los años ochenta, en todos los bodrios putrefactos de la época Reagan, sean los Rambo o las series estilo Equipo A o M.A.S.H. La ideología se extiende como medio para asegurar el dominio de la clase gozante del sistema económico.

Lo que hoy vemos es peor incluso que todo esto. Son los propios informativos, los supuestos transmisores de "lo que sucede", los que nos hacen llegar la ideologización más crasa del medio social. Nos venden en los informativos que el sistema económico está en peligro porque los vagos y sinvergüenzas de los griegos han gastado y consumido más de lo que podían permitirse, que todos hemos querido vivir por encima de nuestras posibilidades y que no podemos pretender aspirar a sanidad y educación gratuita con la que está cayendo. Todo esto les permite esconder la verdad que se oculta detrás: que el PIB mundial es de 70 billones de dólares, mientras que el dinero que se juegan en las finanzas supera los 95.000 billones, más de 130.000 veces la economía real; que los ricos han aumentado su riqueza en un 50% en cuatro años, mientras el número de pobres casi se duplica y el número de hambrientos aumenta un 20%; que los causantes de esta situación mantienen sus patrimonios en paraísos fiscales, en los que están depositados el 70% de la riqueza mundial, sin que ningún gobierno se atreva a tomar medidas contra ellos; que, por fin, los ricos están en guerra contra los pobres y ganan por goleada, como bien dijo Warren Buffett en 2006.
Los medios de comunicación son hoy los verdaderos propagadores de la ideología pura y dura, que permite a unos pocos seguir conservando el poder, por la sencilla razón de que los demás no nos atrevemos a hacer nada contra ellos. Un simple ejemplo de lo que se puede hacer. Imaginemos que los desahuciados por los bancos, antes de entregar sus viviendas, las destrozan completamente. Cuando los bancos perciban la señal, y no lo harán hasta que vean que son cientos de casas destruidas, se sentarán a negociar. Porque no son tontos y sí una panda de sinvergüenzas, y no quieren perder sino ganar, para eso desahucian. Si todos los desahuciados hicieran eso, otro gallo nos cantaría. ¡Ya está bien de portarnos bien, arrasad las viviendas confiscadas por los bancos!, y que caminen entre muertos caídos del cielo.


*Publicado en Rebelión 04-10-11.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...